La sombra del viento

-Pero si no es mi chica.
-Pues gánesela antes de que se la lleve otro, especialmente un soldadito de plomo.
-Habla usted como si Bea fuera un trofeo.
-No, como si fuese una bendición. Mire, Daniel. El destino suele estar a la vuelta de la esquina. Como si fuese un chorizo, una furcia o un vendedor de lotería: sus tres encarnaciones más socorridas. Pero lo que no hace es venir a domicilio. Hay que ir a por él.
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